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¿Sientes que estas estresado todo el tiempo y no sabes que hacer?

Todos los días escuchamos la palabra estrés. Tienes colon irritable: estrés! Manchas en la piel: estrés! Dolor de espalda, cabeza, ansiedad…nombra y estrés! Y que nos aconsejan? Cuidar nuestra dieta, hacer ejercicio y “Mantener bajo nuestro nivel de estrés!”

Pero te has preguntado ¿Cómo mantengo mi nivel de estrés bajo con todas las responsabilidades que tengo? Y principalmente ¿Por qué nos estresamos hasta llegar a un punto donde nuestro organismo se comienza a enfermar?!

Para responder estas preguntas tenemos que introducirnos en el misterioso mundo de la mente humana e identificar dos formas en las cuales podemos enfocar nuestra atención mental.

Primero, La atención dirigida que es nuestra capacidad de enfocar la concentración en una determinada tarea y mantenerla evitando distracciones, de esta manera, resolvemos problemas y completamos las metas que tenemos que hacer diariamente. Por supuesto, mantenernos en este estado de concentración requiere un acto voluntario de nuestra parte y forzamos a nuestro organismo a que se mantenga en un estado de alerta hasta que la tarea sea completada. Desde siempre hemos necesitado (en algunas situaciones) que todo nuestro ser este en un estado de alerta para lograr sobrevivir, es decir, toda nuestra concentración enfocada en la tarea a realizar. Una buena manera de entenderlo es como me lo propuso una amiga:

“Imagina hace miles de años cuando vivíamos en tribu y era día de caza. Los hombres se reunían nerviosos para planear como cazar al mamut y al mismo tiempo no ser la cena del puma. . . cuando la estrategia estaba diseñada, partían a su misión para obtener alimento. Las mujeres también entraban en estado de alerta ya que quedaban a cargo del asentamiento y se despedían de sus hombres sin saber si estos regresarían.

Después de unos días los hombres regresaban y todos a celebrar! Los niveles de alerta desaparecen, se prende la parrilla y listo, misión cumplida!”.

Es en ese ambiente pacifico, natural y familiar es cuando la mente se relaja y todo el cuerpo se relaja, la tarea está terminada, modo supervivencia off.

Aquí aparece la segunda forma de atención:

La atención involuntaria. Esta atención se activa cuando te encuentras en ambientes pacíficos y naturales que te hacen sentir seguro. Ya que no necesitas de un esfuerzo voluntario para disfrutar del entorno, tu mente hace un “cambio de switch” y te relajas.

Los investigadores dicen que este tipo de atención involuntaria permite que el cerebro se libere y recupere su capacidad para la atención dirigida recobrando su máximo potencial.

A veces con el ritmo de vida que llevamos no logramos que nuestra mente salga de la atención dirigida y nos despertamos y acostamos pensando “¿cómo resuelvo esta situación en el trabajo?” o “estoy tan cansado pero tengo que terminar este informe".

Es en ese momento, cuando por estados prolongados de tiempo no le damos un descanso a nuestra mente, esta se fatiga y tus niveles de estrés comienzan a subir, y con esto tu organismo está batallando para mantenerse alerta.

Y mucho OJO en este punto! El problema o situación que tu mente está pensando una y otra vez puede ser real o imaginaria, pero para tu cuerpo físico, el mensaje es: tenemos que resolver una tarea, mantente alerta!

Con ese mensaje todo nuestro organismo estalla en reacciones químicas y eléctricas. Mandando hormonas para un lado, soltando tóxicos por otro, tensando músculos, el pelo se cae, la digestión no funciona. Nada importa, estamos alerta, listos para actuar y resolver la situación sea real o imaginaria.

Por esto nos enfermamos. Para nuestro organismo es muy difícil descansar si la mente esta activa resolviendo un problema sin parar. El cuerpo necesita tiempo para limpiarse de las sustancias toxicas que son liberadas en momentos de estrés y poder volver a sus niveles de equilibrio.

La buena noticia es que muchos investigadores han demostrado que el contacto con la naturaleza alivia nuestros cerebros fatigados de la atención dirigida que requiere el trabajo y la vida urbana. Al acercarnos a la naturaleza ya sean un bosque nativo o un árbol del jardín, podemos lograr mantener un balance entre estos dos estados mentales.

El Doctor Strayer Psicólogo de la Universidad de Utah y especialista en atención demostró en un estudio que con solo 3 días en la naturaleza los participantes mejoraban su desempeño creativo y su capacidad de resolver problemas en un 50%!!!! Sí, leíste bien! Strayer asegura que 3 días de desconexión de la vida urbana en un ambiente natural es como limpiar el parabrisas mental.

En otro lado del mundo, en Japón, un grupo de investigadores envió a 84 sujetos a pasear por 7 bosques diferentes, mientras que la misma cantidad de voluntarios caminaba por centros urbanos. Los caminantes del bosque mostraron en general una disminución del 16% de la hormona del estrés, cortisol, una reducción de 2% de la presión sanguínea y una caída del 4% en la frecuencia cardiaca. El doctor Miyazaki opina que nuestro cuerpo se relaja en entornos naturales y agradables porque evolucionaron allí. Dice que nuestros sentidos están adaptados para interpretar información sobre plantas y arroyos, no sobre tráfico y edificios.

Así que ya sabes cuál es el mejor remedio para cerebros fatigados: NATURALEZA!!

Si te gusto este consejo, te invito a que nos visites en La Frontera B&B y Eco camping en el Valle de Cochamó. Las montañas y el bosque nativo a orillas del río crean el lugar perfecto para darle a tu mente la tranquilidad y desconexión necesaria para que tu cerebro se relaje y te recargues de buenas energías.

Un abrazo y espero que este consejo te sirva para encontrar tu equilibrio.

Paula Sanza.

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